Los sentidos nos diferencian y nos hacen ser lo que somos.
Al evolucionar los primeros seres vivos en ambientes acuáticos, la mayoría de
nuestros sentidos surgieron originalmente para ser utilizados bajo el agua.
Visión
La visión es el sentido más importante para el ser humano.
Hace unos 800 millones de años, los seres vivos acuáticos
desarrollaron un cáliz recubierto de células sensoriales capaces de percibir la
dirección de la cual provenía una luz y movimientos cercanos.
Ese caliz evolucionó a lo que hoy son los ojos, con la aparición de las fosas orbitarias.
Los primeros anfibios podían "enfocar" la vista, ya que poseían un grupo de músculos que comprimían el ojo contra el fondo de la fosa ordinaria para ver de cerca y que lo liberaban para ver de lejos.
Los mamíferos enfocaban mejor la vista, ya que aplanaban su cristalino para ver lejos y lo relajaban para ver de cerca.
En los primates que habitaban los árboles apareció la visión binocular, que les permitía medir distancias con exactitud, aunque tenía una menor amplitud que la de los mamíferos.
El color blanco de la esclerótica permite ver hacia donde enfoca la vista el otro. Los perros y los humanos comparten la esclerótica blanca. Es probable que se haya producido una evolución paralela por la relación social existente.
Oído
El oído es fundamental para el ser humano, ya que somos animales sociales que dependemos del lenguaje hablado, y este sentido permite la comunicación oral.
Este sentido está muy relacionado con el equilibrio, ya que al ser nuestros antepasados marinos, estos percibían las ondas sonoras (debajo del agua) con un órgano desarrollado para el equilibrio.
Gusto
El sabor es el conjunto del gusto y el olfato. En la prehistoria, los animales usaban el gusto para diferenciar entre alimentos sanos y peligrosos.
Al sentir el sabor salado o dulce de los alimentos podemos decir que se encuentra en buen estado. Mientras que el amargo y el ácido ocurre cuando están en mal estado o dañinos, ya que tienen bacterias.
Olfato
La nariz es el principal órgano olfativo del humano. Algunos seres vivos (abejas, mariposas) tienen sus órganos olfativos en las antenas.
La nariz despegada del rostro le permitió al Homo erectus una mayor entrada de aire tanto cálido como húmedo. Ademas de su valoración estética característica del ser humano por ser un animal social, ya que es la facción más destacada del rostro.
Una persona puede identificar muchísimos olores, aunque estos no tengan nombre, ademas de usar el olfato para saborear alimentos.
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