lunes, 18 de noviembre de 2013

Los beneficios del sol

El sol, la cosa más brillante para nosotros, miró por la ventana mientras dormías una siesta, y se dijo: “Qué lindo ese niño”.
Entonces descendió precipitadamente por su escalera de estrellas y atravesó haciendo todo el ruido posible los cristales sabiendo que nadie se extrañaría al oírlo. Cuando llegó donde dormías plácidamente se inclinó hacia ti y te dio un golpe de color. Ahí te volviste un niño ni muy blanco ni muy negro, con pelo rubio dorado y unos pequeños y achinados ojos marrones.
Luego el sol dijo: “Mi niño, te voy a dar el enorme regalo de que seas mi representación en persona, y por eso amarás lo mismo que yo amo y te amará lo mismo que me ama: los animales, el campo, las plantas, el amanecer y la gente, sobre todo la gente”.

Y por todo eso, maldito y querido niño mimado, estoy ahora postrada a tus pies, buscando en toda tu persona tu reflejo del dios terrible, arrogante e infernal que tu padre fue y que alguna vez serás.

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